Quispe Ramos era empleado del cementerio de Monte Grande en 1977. Fue él quien anotó de puño y letra el ingreso de los cuerpos de 16 secuestrados de El Vesubio el 24 de mayo de ese año. “Yo estaba trabajando a la tarde y me llaman por teléfono de la municipalidad para decir que iban a enviar esos cuerpos, que preparara las fosas para sepultarlos, no me dijeron qué cantidad.” El llamado era de la secretaria privada del intendente de Monte Grande a quien recordó como Groppi. (Alberto Groppi fue intendente de Esteban Echeverría durante la dictadura. Cuando fue denunciado en 2007 –estaba en el mismo cargo– dijo que había asumido en 1979.) Quispe recibió los cuerpos en el depósito. “Tomamos la precaución –dijo– de marcarlos con una cruz y un número para identificar la sepultura, porque eran NN”. Según el relato, en el cementerio se enterraron todos los cuerpos, pero sólo por unas horas porque llegó una orden para desenterrarlos, ya que estaban buscando a la hija de un diplomático alemán. “Nos obligaron a sacar todos los restos que ya estaban sepultados”, dijo. Y ese día, la policía de Monte Grande sacó además las huellas digitales de todos. De acuerdo con su relato, todos los cuerpos estuvieron identificados con nombre y apellido una semana más tarde, pero en el libro del cementerio, que se exhibió, los identificados son sólo siete personas. Cuando los querellantes le preguntaron una y otra vez por las identificaciones, Quispe dijo: estos 16 sí estaban identificados, pero hay otros NN de los cuales muchos estaban sin documentación y habrán quedado así hasta el día de la fecha.
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