Un trepador identificado con el “proceso”
En ocasión de una evaluación, el represor fue calificado como un “trepador” y se destacó “su participación en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos”. Está siendo juzgado, pero sigue en libertad.
Por Alejandra Dandan
El documento es un hallazgo, pero sobre todo una prueba fundamental. Se trata de una parte del legajo del general retirado Héctor Humberto Gamen, segundo comandante de la Brigada de Infantería X entre 1976 y 1977 y jefe de la CRI, la Central de Reunión de Información de La Tablada, el lugar desde donde operaba el corazón de la represión en la medialuna del Gran Buenos Aires, dentro de la cual se encontraba el centro clandestino El Vesubio. El extracto del legajo es del 30 de octubre de 1977, la evaluación por la que buscaban ascenderlo a general. Allí aparecen características negativas y positivas del represor ahora imputado en El Vesubio. Entre las negativas, se indica que “es un profesional que se podría llamar ‘trepador’”. Y entre las positivas, su superior inmediato, es decir el general Juan Bautista Sasiaíñ, ponderó “su participación de hecho o de asesoramiento en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos. En esto siempre estuvo en primera línea. No hay General de Brigada –continuó el informe– que no lo haya visto apretar la cola del disparador”.
Para quienes trabajan en la causa de El Vesubio, se trata de un documento clave. Pese a que son características de los represores que se conocen, explicó el fiscal Félix Crous, se accede así a revelaciones que ellos dejaron por escrito. Entre otras cosas, el informe indicó que tenía poder de decisión sobre matar o preservar la vida de un secuestrado. El material es un aporte del Ministerio de Defensa de la Nación.
Gamen era conocido por los apodos de “Toto” o “Beta”. Hoy está en libertad, y en ese estado llega cada jornada a la audiencia de los tribunales de Comodoro Py, donde se sustenta el juicio por los crímenes en El Vesubio. El informe que acaba de ser girado al Tribunal Oral Federal Nº 4 está fechado el 30 de octubre de 1977. Gamen había sido agregado militar en Bolivia, por lo que en 1975 había recibido el reconocimiento del “Castillo de Oro” de parte del Colegio Militar de las Fuerzas Armadas bolivianas. En 1976 aspiró al grado de general, pero se lo rechazaron. En 1977 se hacía un nuevo intento. La evaluación comienza indicando que tiene un promedio en el grado de 100 puntos, y en el legajo, de 98,338.
Entre los conceptos favorables, el informe resalta su “gran decisión y valor reiteradamente demostrado en la conducción de las operaciones antisubversivas. Durante dos años puso en evidencia su gran capacidad y ha sobrellevado las pruebas máximas que esta lucha plantea”. Y luego, “es actor principal en una lucha sin parangón en el siglo en el país”.
Entre los conceptos desfavorables, el informe señala: “Descuida ciertos aspectos de la conducción, por lo que los resultados no son verdaderamente positivos como aparecen. Su capacidad y eficacia se ha puesto en evidencia este año y no ha sido permanente en su carrera. Sus procedimientos y actitudes con el superior no son precisamente las que reflejan un carácter definido”. Líneas abajo, avanza sobre las razones por las que lo llaman “trepador”: “Muy amigo del superior, siempre ha estado en destinos que hacen pensar en que explotó esta situación”. Y allí, “es un profesional que se podría llamar trepador. De poco prestigio entre sus camaradas. Proclive a acercarse al superior. Su designación como agregado militar fue digitada por él mismo desde la Presidencia de la Nación, lo que después indujo a modificar su destino”. Su modalidad y forma de proceder para con los subordinados, “más que conformar la figura de un líder o caudillo, dan sensación de demagogia y poca formalidad”.
Entre rasgos negativos y otros positivos, quien tomó su defensa es Sasiaíñ, jefe de la Brigada de Infantería X, luego jefe de la Policía Federal, que le dio el espaldarazo. “Convencido de que debió ascender a general el año pasado y de la responsabilidad que me cabe en la presente circunstancia, a lo largo de todo el año he tratado de reunir antecedentes que contribuyan a redimir, si fuera necesario.” En ese contexto, solicitó a la Junta que tenga en cuenta su opinión.
“Ha prestado servicios durante dos años en la zona que por hoy es la más caliente, ello por sí solo no tendría valor, si no fuera que su desempeño es además brillante. Tiene mando, es enérgico, conduce y se juega, esto lo he evaluado no sólo a través de su trabajo de EM sino por tener a su cargo en forma directa dos unidades de Icia (Inteligencia) que ha creado en la subzona”. Y continuó: “Lo he visto actuar personalmente frente a las balas, tiene carácter y está bien identificado con el Proceso, lo que presupone incorporar al nivel superior un elemento que se integrará con el conjunto. Su responsabilidad está evidenciada a través de la eficacia que ha ejercido en su función de 2º Cte. y Jem sin delegar funciones, y la responsabilidad en la seriedad y trascendencia de sus asesoramientos. También dentro de la responsabilidad, y esto sólo ante Dios, cabe señalar su participación de hecho o de asesoramiento en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos”, un modo eufemístico de hablar de los traslados, los asesinatos y la desaparición de las víctimas.
Entusiasmado, Sasiaíñ continuó: “El cnel. Gamen no es un ‘boom’ en estos dos últimos años, su carrera es una constante”. Antes había escrito: “Su espíritu de justicia y ecuanimidad es quizá la virtud que más ha podido evidenciar ante los ojos de su cte., ello a través de la circunstancia de tener que definir la vida o la muerte de semejantes sin afectar el cumplimiento de la misión”.
En ocasión de una evaluación, el represor fue calificado como un “trepador” y se destacó “su participación en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos”. Está siendo juzgado, pero sigue en libertad.
Por Alejandra Dandan
El documento es un hallazgo, pero sobre todo una prueba fundamental. Se trata de una parte del legajo del general retirado Héctor Humberto Gamen, segundo comandante de la Brigada de Infantería X entre 1976 y 1977 y jefe de la CRI, la Central de Reunión de Información de La Tablada, el lugar desde donde operaba el corazón de la represión en la medialuna del Gran Buenos Aires, dentro de la cual se encontraba el centro clandestino El Vesubio. El extracto del legajo es del 30 de octubre de 1977, la evaluación por la que buscaban ascenderlo a general. Allí aparecen características negativas y positivas del represor ahora imputado en El Vesubio. Entre las negativas, se indica que “es un profesional que se podría llamar ‘trepador’”. Y entre las positivas, su superior inmediato, es decir el general Juan Bautista Sasiaíñ, ponderó “su participación de hecho o de asesoramiento en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos. En esto siempre estuvo en primera línea. No hay General de Brigada –continuó el informe– que no lo haya visto apretar la cola del disparador”.
Para quienes trabajan en la causa de El Vesubio, se trata de un documento clave. Pese a que son características de los represores que se conocen, explicó el fiscal Félix Crous, se accede así a revelaciones que ellos dejaron por escrito. Entre otras cosas, el informe indicó que tenía poder de decisión sobre matar o preservar la vida de un secuestrado. El material es un aporte del Ministerio de Defensa de la Nación.
Gamen era conocido por los apodos de “Toto” o “Beta”. Hoy está en libertad, y en ese estado llega cada jornada a la audiencia de los tribunales de Comodoro Py, donde se sustenta el juicio por los crímenes en El Vesubio. El informe que acaba de ser girado al Tribunal Oral Federal Nº 4 está fechado el 30 de octubre de 1977. Gamen había sido agregado militar en Bolivia, por lo que en 1975 había recibido el reconocimiento del “Castillo de Oro” de parte del Colegio Militar de las Fuerzas Armadas bolivianas. En 1976 aspiró al grado de general, pero se lo rechazaron. En 1977 se hacía un nuevo intento. La evaluación comienza indicando que tiene un promedio en el grado de 100 puntos, y en el legajo, de 98,338.
Entre los conceptos favorables, el informe resalta su “gran decisión y valor reiteradamente demostrado en la conducción de las operaciones antisubversivas. Durante dos años puso en evidencia su gran capacidad y ha sobrellevado las pruebas máximas que esta lucha plantea”. Y luego, “es actor principal en una lucha sin parangón en el siglo en el país”.
Entre los conceptos desfavorables, el informe señala: “Descuida ciertos aspectos de la conducción, por lo que los resultados no son verdaderamente positivos como aparecen. Su capacidad y eficacia se ha puesto en evidencia este año y no ha sido permanente en su carrera. Sus procedimientos y actitudes con el superior no son precisamente las que reflejan un carácter definido”. Líneas abajo, avanza sobre las razones por las que lo llaman “trepador”: “Muy amigo del superior, siempre ha estado en destinos que hacen pensar en que explotó esta situación”. Y allí, “es un profesional que se podría llamar trepador. De poco prestigio entre sus camaradas. Proclive a acercarse al superior. Su designación como agregado militar fue digitada por él mismo desde la Presidencia de la Nación, lo que después indujo a modificar su destino”. Su modalidad y forma de proceder para con los subordinados, “más que conformar la figura de un líder o caudillo, dan sensación de demagogia y poca formalidad”.
Entre rasgos negativos y otros positivos, quien tomó su defensa es Sasiaíñ, jefe de la Brigada de Infantería X, luego jefe de la Policía Federal, que le dio el espaldarazo. “Convencido de que debió ascender a general el año pasado y de la responsabilidad que me cabe en la presente circunstancia, a lo largo de todo el año he tratado de reunir antecedentes que contribuyan a redimir, si fuera necesario.” En ese contexto, solicitó a la Junta que tenga en cuenta su opinión.
“Ha prestado servicios durante dos años en la zona que por hoy es la más caliente, ello por sí solo no tendría valor, si no fuera que su desempeño es además brillante. Tiene mando, es enérgico, conduce y se juega, esto lo he evaluado no sólo a través de su trabajo de EM sino por tener a su cargo en forma directa dos unidades de Icia (Inteligencia) que ha creado en la subzona”. Y continuó: “Lo he visto actuar personalmente frente a las balas, tiene carácter y está bien identificado con el Proceso, lo que presupone incorporar al nivel superior un elemento que se integrará con el conjunto. Su responsabilidad está evidenciada a través de la eficacia que ha ejercido en su función de 2º Cte. y Jem sin delegar funciones, y la responsabilidad en la seriedad y trascendencia de sus asesoramientos. También dentro de la responsabilidad, y esto sólo ante Dios, cabe señalar su participación de hecho o de asesoramiento en todas las decisiones en que hubo que decidir el destino de los delincuentes subversivos”, un modo eufemístico de hablar de los traslados, los asesinatos y la desaparición de las víctimas.
Entusiasmado, Sasiaíñ continuó: “El cnel. Gamen no es un ‘boom’ en estos dos últimos años, su carrera es una constante”. Antes había escrito: “Su espíritu de justicia y ecuanimidad es quizá la virtud que más ha podido evidenciar ante los ojos de su cte., ello a través de la circunstancia de tener que definir la vida o la muerte de semejantes sin afectar el cumplimiento de la misión”.
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